Manzano dulce (Malus
domestica)
Cat: Pomera dolça
Fam: Rosaceae
Botánica:
Malus domestica, el Manzano, es un árbol de la familia de las rosáceas, cultivado por
su fruto, apreciado como alimento. Domesticado hace más de 15.000 años, su
origen parece ser el Cáucaso y las orillas del Mar Caspio. Fue introducido en
Europa por los romanos y en la actualidad existen unas 1.000 especies, como
resultado de diferentes hibridaciones entre especies silvestres.
Es un árbol de mediano tamaño (12 m de altura), caducifolio,
de copa redondeada, abierta y numerosas ramas que se disponen casi en
horizontal. Posee hojas ovaladas, suavemente dentadas en los bordes y de fuerte
color azul con pubescencia en el envés. Al estrujarlas despiden un agradable
aroma.
Las llamativas flores (también aromáticas) tienen una
corona 5 pétalos blancos, redondeados, frecuentemente veteados de rojo o rosa,
penduculadas. Surgen agrupadas en racimos de entre tres y seis unidades de las
ramas jóvenes laterales formando corimbos. Son hermafroditas, con un cáliz de
cinco sépalos y numerosos estambres amarillos. El manzano florece en primavera
antes de la aparición anual de sus hojas. El fruto que se desarrolla a partir
de este pedúnculo floral que se vuelve carnoso es la manzana. De piel verde amarilla
o roja, es suave y brillante. Su pulpa es jugosa y dulce y contiene semillas.
La manzana suele madurar hacia el otoño. La manzana del manzano silvestre se
diferencia por un color verde amarillento en su piel y de sabor agrio.
La inflorescencia es una cima simple con 5 flores
hermafroditas epíginas, siendo la central la primera en formarse en posición
terminal, resultando la más desarrollada y competitiva. A ésta se le llama
comúnmente flor reina y generalmente produce los frutos de mayor tamaño y calidad.
Uno de los insectos que cumplen de mejor manera esta
función de la polinización son las abejas, en especial la abeja doméstica Apis
mellifera. Por esto es común que en huertos comerciales se utilicen
colmenas, las que se rentan a un apicultor en época de floración.
Propiedades medicinales:
Los usos medicinales de la manzana son principalmente las
afecciones gastrointestinales: gastritis, gastroenteritis infantil y
estreñimiento.
Las pectinas confieren una acción reguladora del tránsito
intestinal, aumentando el volumen del bolo fecal, reteniendo agua, por lo que
se le atribuye una acción laxante, antidiarreica y emoliente, protectora de las
mucosas.
Los azúcares de la manzana se asimilan fácilmente, lo
cual es un inconveniente para las personas diabéticas. En este caso se
recomienda comer la manzana con piel, puesto que ésta contiene la mayor parte
de la pectina (fibra dietética soluble), que ayuda a retrasar la absorción de
estos azúcares.
La manzana cruda actúa como un excelente dentífrico por
dos razones; por un lado ayuda a limpiar los dientes; por otro, la forma de
ingerirla permite la liberación de restos alimenticios en las encías. La
decocción de manzanas se emplea como calmante suave en caso de insomnio ligero.
La sidra ejerce un efecto discretamente diurético, por lo que se recomienda
como tratamiento complentario del edema (en aquellos casos en los que el
alcohol no esté contraindicado).
La corteza contiene un glucósido amargo, la floridzina,
que llega a constituir el 5% del peso de la corteza, quercitina.
El fruto contiene un 80% de agua, un 15% de carbohidratos
y un 5% escaso de proteínas. Es rico en pectina, vitaminas, ácido málico, ácido
tartárico y ácido gálico, así como en sodio, potasio, magnesio e hierro. Gran
parte de las vitaminas y minerales se localizan en la piel o justo debajo de
ésta, por lo que para obtener todos sus principios alimenticios deben
consumirse sin pelar.
La madera se utiliza en artesanía por su dureza.
Estado
de ánimo:
Sentimientos de estar excluido del grupo y a pesar de esto querer controlar
a los demás. Sentirse como que no nos ocupamos lo suficiente de los demás y
querer hacerlo mediante el control. Ocupar el espacio del otro. Amor mal
entendido.
Potencial
transformador:
Limpia de
manera más dulce y suave que el manzano silvestre, sobre todo en persona con sentimientos
de “no ser querido”. Ocuparse de uno mismo, sin importar lo que hagan los
otros.
Desarrolla:
Ocuparse de uno mismo y tomar nuestro lugar. Al
ocupar nuestro espacio, nos damos cuenta que los otros nos aprecian en lo que
somos.
Páginas y libros consultados:
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