sábado, 23 de febrero de 2013

LA QUÍMICA DEL UNIVERSO



La química es una parte de ese todo que somos nosotros y que nos lleva a funcionar de manera armónica con el entorno. Es ese fluir que nos hace mover, pensar, sentir y existir. Los humanos siempre hemos intentado entender y dominar  esa parte de nosotros que hace que la magia del Universo fluya por nuestras venas.
Queremos ser brujos de nuestro sentir, dominar nuestras emociones y la de los otros a través de dominar nuestras estructuras y la seriación de todas las moléculas, unas con otras.
Todo esto nos ha llevado a inocular en el cuerpo humano productos que hace que todo funcione según nosotros necesitamos, no dejando que las cosas ocurran de manera natural. La “enfermedad” es la oportunidad de sanar una emoción. Nuestro entorno natural nos da todo lo necesario para eso.
Los laboratorios farmacéuticos han visto en ello una manera de ganar dinero, poder y todo lo que conlleva dominación. Son esos falsos brujos que tienen o quieren tener la mente y la voluntad de los demás en sus manos.
    Foto nº 1

Cosas tan sencillas  como un champú para limpiar el cuerpo, puede llegar a ser un arma letal para según quien.
Los productos que se utilizan son manipulados para que creamos que son “inocuos”, ya que su pH puede ser manipulado para, que a primera vista, no nos irrite o queme la piel... Es un disfraz, como el caballo de Troya, donde se pueden colocar cualquier otra cosa que nos puede llevar a un malestar y que a su vez es tapado por otro producto que se disfraza a su vez. Al final el resultado de todo ello nos lleva a un punto desconocido y no sabemos dónde está el origen de nuestra enfermedad, alergia o cualquier malestar y que conlleva a tomar más y más productos que intentan engañar nuestro cuerpo para parecer que nos sentimos bien.
Hay productos que pueden hacer sentirnos deprimidos, tristes, ansiosos, et…
Todos esos sentimientos que poco a poco  van minando nuestra salud mental, emocional y/o física. Un irritante de “baja intensidad” aplicado durante bastante tiempo, apenas se percibe, pero nos puede provocar una desazón emocional que no entendemos. Esto nos puede producir un sentimiento incomodo en nuestro vivir diario.
 Un ejemplo sería el Sodium laureth sulfate (Sulfato láurico de sodio). Es un irritante de la piel y es usado en multitud de champús para el lavado de la piel y el cabello, suavizantes, etc…
Molécula de Sodium laureth sulfate
Foto nº 2

Aunque se sabe que es un irritante de “baja intensidad” es decir, que afecta de manera evidente a pocas personas, dejando a las demás en un estado de “no afectación” demostrable.
La persona no detecta su efecto durante bastante tiempo, pero eso ocurre cada día y durante mucho tiempo de manera que se va acumulando.
El cuerpo no solo consta de piel, músculos, huesos, etc.… También tiene una parte energética, emocional y mental. Esta irritación nos va mellando nuestro estado de equilibrio en una o más partes y no nos deja descansar. Con ello se convive y va “in crescendo”.
Así podríamos ir hablando de miles de productos que están en todas partes, ya sea comida, bebida, productos de limpieza, belleza, etc…
Pensad en la sensación de un buen perfume, donde los productos son extraídos de la naturaleza y nos proporciona un placer de sensaciones y nos hace sentir bienestar. ¿Ocurre lo mismo con uno fabricado químicamente?  Yo creo que no. Es como vivir en una ilusión que no existe. Nos tienen acostumbrados a la moneda falsa, donde todo lo que vivimos es una ilusión, donde la verdad está oculta detrás de una cortina de falsedades.
En este mundo en el que vivimos, poca gente reconoce el gusto real de una fruta madura y reposada en el árbol donde se origina. Todos los productos que se les ha añadido antes que lleguen a nosotros, nos engaña el paladar y demás sentidos que nos puede llevar al bienestar original.
Volver a saber cómo somos en realidad es desaprender todos esos inputs que están en nuestras células, para limpiarlos y aprender a sentir desde ese punto de realidad donde volvemos a ser nosotros mismos.




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